Nos encontramos en el pasillo que lleva al dormitorio y algo
sucedió. No sé si en él fue la abertura de mi pijama entre los pechos, o que a
mí me atravesó su mirada sugerente de «¿por qué no?». De repente estaba
adherido a mi espalda y sentí su aliento cálido en la nuca, la humedad de su
boca en el cuello, en los hombros, la irreverente presión entre las nalgas y
esa forma única de volar que aprendimos a la vez. Sí, nos encontramos en el
pasillo de un modo inhumano, lo sé, indigno en dos personas que están a punto
de divorciarse.
Después de esto volver al salón fue volver a la realidad
fría y meditada, una realidad de la que era imposible escapar y aun así,
durante unos segundos, arrullados por el sonido de un televisor que nadie
atendía, nos sostuvimos la mirada. Él me sonrió y dijo:
─ Marta, feliz año nuevo.
¡Feliz 2015, queridos soñadores!
ResponderEliminar¡Feliz 2015 para ti también, Frida!
ResponderEliminarEstupendo micro, aunque me pregunto por qué "tarea individual" si va seguido de "repartir", quiero decir que no podría ser de otra forma más que individual, ¿no? No sé si no lo entendí bien. :)
Gracias, Marusela.
ResponderEliminarBueno...estas cosas del lenguaje que pretende ser poético. De igual forma que se reparten las casas, los coches, etc., se reparten los recuerdos. Lo hacen individualmente, poco les une ya.