Despertó tirado en el suelo de la habitación. Abrió los ojos
confuso, desorientado. Notó el frío suelo en su mejilla y un intenso sabor
agrio en la boca. Trató de incorporarse y escupió restos de vómito y bilis. Le
dolía el hombro derecho y lo frotó mientras observaba que el baúl se había desplazado
unos centímetros. Un inusual y punzante dolor en su pecho le preocupó, pero
afortunadamente fue remitiendo en pocos segundos. Algo mareado todavía, se puso
en pie y comenzó a caminar con pasos vacilantes. Por segunda vez no vio la
piedra.
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domingo, 11 de enero de 2015
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Muy bueno Pascual, creo que también podías haberlo titulado "el único animal", ;) jejeje
ResponderEliminarLo pensé, Marusela, pero no quería dar ni una sola pista hasta el final. Gracias.
ResponderEliminarNo, si no lo decía como sugerencia, sino siguiendo el juego de palabras. Gracias a ti.
ResponderEliminarImpresionante, conciso, visual y tremendo final.
ResponderEliminarGracias, Pablo, eres muy amable. Un abrazo.
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